miércoles, 20 de agosto de 2014

Con la atención en el presente en la Oficina Publica Saludable

Con la atención en el presente

La búsqueda de un estado de conciencia plena, de atención y reflexividad, conectado al aquí y ahora. 



* Por el Prof. Dr.  Alberto Cormillot
El concepto “mindfulness”, sin traducción específica al español, puede relacionarse con un estado de conciencia plena, de atención y reflexividad, íntimamente conectado al momento pesente.
Proviene del budismo zen y posteriormente fue adoptada por distintas psicoterapias debido a sus notables beneficios. Encierra una capacidad universal básica: cada vez que uno es plenamente conciente de lo que está haciendo, pensando y sintiendo está practicando mindfulness.
Lo más frecuente es transcurrir en “piloto automático” mientras la mente pasea por un sinfín de pensamientos sin orientación alguna, vagando entre cosas pendientes, recuerdos y temas por hacer.
En la vereda de enfrente se encuentra la práctica de este estado de autoconciencia que podría considerarse como una filosofía de vida basada en la idea de que lo importante es vivir de manera activa y reflexiva el hoy, aceptando las experiencias tal y como suceden y dejando fluir los sentimientos de forma natural.

Principios para practicarla

* Dejar atrás el pasado y no anticipar el futuro. Si bien es cierto que la vida requiere de cierta planificación y proyección, vivir anticipando lo que va a venir suele generar ansiedad. Asimismo, vivir anclado en el pasado creyendo que fue mejor al presente o dándole vueltas a sucesos difíciles genera tristeza y no ayuda a seguir adelante. El mindfulness busca recuperar el equilibrio concentrándose en el aquí y el ahora, en vivir el presente direccionando los pensamientos al momento actual. Sólo así es posible aprovechar cada una de las oportunidades que surgen a cada paso.
* Ser un testigo imparcial. Convertirse en un simple observador de las experiencias permite mantener cierta distancia emocional y ver la realidad tal cual es. Por ejemplo, al sentir enojo o tristeza, investigar sobre ese sentimiento, qué lo dispara, cuál es su intensidad. No tratar de controlarlo, sino meterse dentro de él y aprender registrando las sensaciones, las señales físicas que se disparan, la forma en que el paso del tiempo diluye la intensidad. Transformarse en un testigo imparcial ayuda a disminuir el estrés, devuelve la calma y aporta claridad a las emociones.
* Quererse mucho. Volver la mirada hacia uno mismo mediante la consciencia plena es un trabajo de profunda reflexión que tiene muchos beneficios, entre ellos: aprender a conocerse mejor, despojarse de los prejuicios y de las creencias erróneas, aceptar lo que no se puede cambiar y estar dispuesto a modificar aquello que sí es posible. Para ello es importante confiar en las propias capacidades, aprender de los errores y tener el convencimiento de que cada uno es único.
* Abrir la mente. Pensar una experiencia presente con frases como “esto ya lo sé, ya lo viví antes, siempre es igual”, no hace más que ahogar las oportunidades que se pueden desprender de una vivencia nueva. Hay que estar plenamente atento y pensar que cada momento tiene algo de único e irrepetible. El secreto está en cultivar la mente de principiante: disfrutar sin prejuicios como si fuera la primera vez. Esta forma de pensar sirve para dejar atrás reacciones poco exitosas o inútiles y afrontar cada desafío o conflicto probando soluciones originales y creativas.
* Aceptar la realidad. Lejos de ser sinónimo de resignación, la aceptación requiere una gran fortaleza especialmente cuando se trabaja concientemente en aceptar aquello que nos disgusta o incluso nos causa dolor. Hacerlo mejora la predisposición a trabajar eficazmente y de la mejor manera posible dadas las circunstancias en las que nos encontremos y con los recursos de que tengamos a mano, para aliviar, curar, reorientar y cambiar aquellas cosas que podamos cambiar. ¿Por dónde empezar? Por uno mismo.

 El camino

El camino hacia la conciencia plena exige, en primer lugar, la decisión de habitar este tiempo, el presente. A partir de allí, cada experiencia nos regala la posibilidad de vivirla a través del mindfulness, encarando nuestras actividades habituales con toda nuestra atención, nuestra pasión, nuestro empeño.
Quizás haya advertido cuánto nos aleja de este estilo de vida la vorágine de la actualidad. Y es allí donde está justamente el desafío que lo hace más interesante: en medio de un mundo que corre, dar pequeños pasos; rodeado de gente que vive pendiente del mañana, vivir el hoy; zambullido en una infinidad de tareas simultáneas, concentrarse en una a la vez entregándose a ella con todo su ser.
Si toma este desafío recuperará el placer de estar atento, las emociones que surgen al cumplir sus objetivos (incluso los más pequeños), el sabor especial que tiene cada momento y el bienestar de disfrutar del regalo más preciado: el tiempo de vida que está transcurriendo en este preciso instante.

Algunos beneficios

* Reducir distracciones y aumentar la concentración.
* Reducir la respuesta automática (en el acto de comer, por ejemplo, seguir los pasos del comer pensando es aplicar el mindfulness).
* Minimizar los efectos negativos de la ansiedad.
* Disfrutar del momento presente.
* Potenciar la autoconciencia.
* Reducir el sufrimiento.
* Evitar o reducir la respuesta impulsiva favoreciendo la calma y la racionalización para evaluar soluciones posibles.

Fuente: http://www.drcormillot.com/editoriales/2014/05/20/1692-con_la_atencion_en_el_presente.html

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