jueves, 24 de julio de 2014

El Poder del Poder en la Oficina Publica Saludable


¿Debe el poder llevar consigo necesariamente una connotación negativa? ¿Está acaso asociado para todos a las mismas cosas? Daniela Furst explora en este libro aquellos lugares donde se genera o generamos poder y desde donde construimos subjetividad: las palabras, la familia, el amor. Cada uno se afirma en relación con los demás y ese mismo gesto, ese "poder", lo sostiene.

Este es un libro que nos interpelará permanentemente porque la palabra misma que lo titula se abre a las significaciones: es un ente abstracto o es el verbo que se refiere a las concreciones. De seguro, no es -solamente- el afuera, sino más bien un campo de habilitación de recursos internos para relacionarnos con ese afuera.

“No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo”**
No es fácil reconocer nuestros errores y debilidades y al parecer es mucho más fácil (y cómodo) endosar la responsabilidad a los demás. Lo cierto es que conocer nuestras falencias, aceptarlas y trabajar por superarlas nos da más poder de lo que podemos imaginar.
 
Carla González C.
Resulta muy difícil saber en qué momento los seres humanos dejamos de lado el autoconocimiento para exponer al mundo nuestras falencias. Por eso es que quizás términos como la introspección y el trabajo personal parecen cada vez más ajenos a nosotros.
Quizás por lo anterior es que se vuelve tan recurrente la acción de culpar al resto de todos nuestros problemas, enfermedades, actitudes y decisiones; si nos dejó nuestra pareja, seguro la falta fue sólo de él o ella. Si nos sentimos estresados de seguro es porque el resto no hace lo que tiene que hacer. Si somos enfermizos, de seguro la falla está en el ambiente y si no logramos adelgazar, la culpa es de los millones de estímulos que recibimos de la publicidad. ¿Y nosotros qué responsabilidad tenemos?
Al parecer lo que nos falta es ser más empoderados y en Chile esa palabra suena cada vez más seguido, sobre todo cuando se habla de hombres y mujeres que tomaron “el toro por las astas” y decidieron dejar de lado la comodidad característica de los chilenos para exigir en este caso, igualdad y justicia.         
Educados y empoderados
La psicóloga y psicoanalista argentina Daniela Furst, afirma que el empoderamiento “es un término que hace alusión a un proceso multidimensional” y que puede “ser usado para caracterizar las relaciones con uno mismo, dentro del hogar, entre los ciudadanos, en las empresas, etcétera”.
En este mismo contexto dice que el concepto puede pensarse desde la generalidad como “la expansión en la libertad de elegir y actuar. Significa aumentar la autoridad y el poder del individuo sobre los recursos y las decisiones que afectan a su vida”.
Para ella, “el empoderamiento como proceso de fortalecimiento e inclusión está totalmente indicado para cuestiones sociales tan importantes que tenemos el deber de resolver”, entre ellas están todas aquellas por las cuales gran parte de la población está luchando hoy.
 
 
“Podemos pensar (el empoderamiento) como una respuesta ante el malestar producido por las estructuras piramidales en donde el poder está centralizado en unos pocos y la comunicación es lineal en un solo sentido, de arriba hacia abajo. Este modelo trae consigo desinterés a nivel individual y social, desmotivación, sensación de falta de autonomía, entre otros”, menciona Daniela.
Con lo anterior podemos comprender que el empoderamiento a nivel social es de tal importancia que la psicoanalista afirma que éste puede establecerse incluso como “un nuevo paradigma de gestión de talento humano” y que no puede concretarse de buena manera si no es con “información y acceso al conocimiento, pilares básicos y esenciales en este proceso”.
Además dice que el empoderamiento – la mayoría de las veces pensado únicamente como algo social – “es parte del proceso natural del desarrollo humano desde que nacemos, con la intervención temprana de los padres hacia las necesidades del bebé y luego con la estimulación de los logros y adquisiciones según la singularidad de la etapa en cuestión. Todo esto va fortificando y nutriendo los recursos cognitivos, emocionales y sociales”.
Personajes empoderados
Si hablamos de personajes que durante su vida destacaron por su empoderamiento, Mahatma Gandhi es uno de los más reconocidos. Su lucha sin violencia logró la liberación de los indios a manos por mucho tiempo de una Inglaterra que discriminaba y rechazaba a quienes representaban en ese entonces una gran mayoría en su territorio. Para muchos biógrafos, este hombre resulta “un caso único entre los revolucionarios de todos los tiempos”.
Lo interesante es que Gandhi a todas luces parecía una persona delicada con semblante que no infundía autoridad, y por eso es que quizás muchas veces fue vilipendiado. No obstante, su grandeza claramente provenía desde dentro, destacándose por su fuerza, convicción, disciplina y afán por entregarse por el otro, pero no sin antes tener certeza de sí mismo.
“Estoy absolutamente convencido de que ningún hombre pierde su libertad si por su propia debilidad” (Gandhi).
Otro personaje es Martin Luther King, uno de los defensores de los derechos civiles más importantes de la historia. Su empoderamiento es evidente y se reflejó claramente durante toda su labor centrada en la desigualdad social y racial que se vivió muy duramente en Estados Unidos.
Gracias a su carisma y a la facilidad con la que su discurso llegaba a la gente, gran parte de la población pudo conocer su mensaje acerca de la igualdad y la no violencia. A su más conocida frase “yo tengo un sueño”, se suman algunas tan importantes como “da el primer paso con fe. No tienes por qué ver toda la escalera. Basta con que subas el primer peldaño” y “siempre es el momento apropiado para hacer lo que es correcto.
Por último, Albert Einstein es otro personaje que si bien es reconocido mundialmente por sus aportes científicos, también tuvo injerencia en temas relacionados a la guerra y la violencia que se desata en este tipo de acontecimientos, manifestándose contrario – y diciendo sentir desprecio – por la “bravuconería, la agresión y la injusticia”.
Aseveraciones como aquellas que dicen que “quien supera la crisis, se supera a sí mismo sin quedar superado” o que “la verdadera crisis es la crisis de la incompetencia”, claramente no pierden vigencia y quizás sin quererlo, llaman al empoderamiento personal de los individuos a partir de su propio engrandecimiento.
Precisamente acerca de cómo los individuos se expresan es que Daniela Furst menciona que “otro contexto claro donde podemos apreciar el empoderamiento es desde el espacio psicoterapéutico, donde la herramienta fundamental es la palabra, pues es a través de ella que muchas veces las personas junto con la ayuda del terapeuta pueden re-escribir su propia historia re significando hechos que la han empobrecido”.
“Considero que aquellos que temen al empoderamiento están sostenidos en una posición sustentada – en el mejor de los casos - en el miedo al cambio. También al miedo a perder el poder cuando son otros quienes lo adquieren”, dice Daniela Furst.
Con respecto a los tres personajes citados, la psicoanalista afirma que se trata de “grandes hombres de nuestra historia, cultura y ciencia, que con sus acciones tenemos el mejor ejemplo de personas empoderadas”.
Lo anterior es reforzado por la profesional quien dice que personas como Gandhi, Luther King y Einstein, reconocidos por tomar la vida en sus propias manos, “tienen una mirada o interpretación de la realidad donde ven las oportunidades cuando mucha gente ve obstáculos en la misma situación”.
“Hay mucha gente que no sabe cómo hacerse cargo”
Con esta aseveración, la psicóloga opina que el auto - empoderamiento - “capacidad que tenemos de capitalizar nuestras experiencias dolorosas y sólo cuando somos capaces de atravesarlas, salimos transformados” – es la mejor manera de asumir “que somos causa en el sentido de que todo lo que decimos y hacemos genera consecuencias, nos convertimos en personas más responsables y dueñas de nuestro propio bienestar”.
En cuanto a delegar (a estas alturas ya casi de manera inconsciente) la responsabilidad que tenemos sobre nosotros mismos a los demás, dice que una de las razones por lo que esta actitud se da “está muy asociada a la negación y a la proyección, dos mecanismos de defensa profundos e inconscientes que dificultan mucho la toma de conciencia”.
 
Por lo tanto, asegura, “para ser dueños de nuestras decisiones, el auto registro es clave. Trabajar para pensar lo que pensamos, alinear lo que sentimos y por supuesto lo que hacemos”, asegura.

**Albert Einstein.

Fuente:http://www.puntovital.cl/cuerpo/mente/empoderamiento.htm

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